Caballero de la triste figura
Carlos Blanco Hernández (Presentación)
Máquina de escribir de Carlos Blanco
     
  "De cómo el decano de los guionistas españoles conoce a una quiosquera madrileña"  
     
 
    ¿Engullirán las nuevas tecnologías los quioscos de prensa? De aquí a 20 años no creo que quede ni uno. De momento es mi "modus vivendi". Soy Lola, quiosquera de Maria Molina número uno, esquina a la madrileña Castellana. La gente que pasa por aquí mira extrañada las fotos que cubren las puertas plegables de este pequeño negocio en vías de extinción. Están llenas de cine. Un cine español que hasta hace seis años desconocía y como yo la mayoría de los cuarentones de este país que nos hemos inflado a ver en la televisión las películas de Joselito, Marisol y compañía. "Los Peces Rojos", "Don Juan", "Los Ojos dejan huella", "Los gallos de la madrugada", "Locura de Amor".. las fotos que cubren las puertas de mi quiosco pertenecen a estas películas que tienen como común denominador a su creador, el escritor de cine Carlos Blanco. Le conocí en Invierno. 12 de Diciembre del 2005, lo tengo anotado en el libro de cuentas del quiosco. Llovía a mares. Ya había colocado todo el género del día y me refugié junto al secador de pelo que tengo de estufa y que calienta muy bien ocho de los diez dedos de los pies. Después de espantar a varios clientes por no cerrar los paraguas y empapar toda la prensa, encendí el ordenador para ver mi primera actuación en la Gran Vía, Teatro Arlequín. Mi hermana, Pilar Mena, da clases de interpretación allí. Aquel año decidí meter un pie en su mundo y volar lejos de las malas noticias, la prensa del corazón y los fascículos de la edición 55 del eterno curso de inglés. Cuando me vi en el video me dió un ataque de risa. Justo en ese momento apareció él. Vi de reojo su figura con gabardina y sombrero a lo Humphrey Bogart y sus manos extendidas llenas de monedas para que le cobrase los dos euros del País y el As que cada día alrededor de las 9 de la mañana me compra. Me miró con curiosidad y por primera vez me dijo algo más que buenos días.

- ¿De que te ríes con tantas ganas?.
- De nada.. -colorada cual tomate, pero orgullosa por mi pequeña hazaña- ..de mí. Me estoy viendo actuar.
- No me digas, ¿tú también perteneces al mundo de la farándula?.
- No.. -me hubiera encantado presumir y decirle que era una actriz disfrazada de quiosquera pero fui honesta, como suelo serlo, y le dije la verdad- ..es solo una muestra de las clases de interpretación. ¿Y usted?.
- Tutéame, por favor, soy guionista. Llevo en el cine desde el año 47, ¿conoces "Locura de amor" o "Los Peces Rojos"?.
- Me suena la primera.
- Claro, son del antiguo testamento. El gran público de hoy no las conoce.

   Aquella mañana invernal dejé de formar parte de ese gran público desconocedor de lo mejor de nuestro cine. He tenido además el privilegio de visionar la obra de este pedazo de escritor junto a él y ahora puedo presumir de compartir lo que dijo Pepe López Rubio en su dircurso de ingreso en la Real Academia sobre Edgard Neville:

   ""Se suele ser amigo de un hombre o admirar su obra desde lejos. Pero sentir el calor de su amistad y el fervor de la admiración al mismo tiempo es poseer un impagable Don del cielo".

   ¡Y yo lo poseo! El cariño y la admiración que siento por Carlos Blanco unido a la extrañeza que me causa que sus películas raramente se vean en televisión, el medio por el cual las nuevas generaciones podrían disfrutar y aprender de este gran artista y de los maravillosos intérpretes, decoradores, iluminadores, dobladores y directores que le han acompañado, han hecho que ponga en marcha mi plan de marketing casero, "El Quiosco de cine", que ya sabéis en qué consiste.

   Me gusta que la gente se pare y mire a Emma Penella en todo su esplendor. A Raf Vallone. Antonio Vilar en el mejor y más arrebatador Don Juan de la historia del cine. Concha Velasco en una interpretación magistral, la mejor de su vida (dicho por ella) junto a Alfredo Mayo y Tony Isbert en otra de las de intriga de Carlos. Jose María Rodero en un increíble Enrique IV con Maribel Martín y Juan Ribó como Isabel y Fernando. La inolvidable Aurora Bautista en el papel que la lanzó al estrellato, "Juana la Loca". Paco Rabal de carlista. Fernando Fernán Gómez y Cantinflas en un Quijote y un Sancho para quitarse el sombrero en la mejor adaptación de la gran obra de nuestro ilustre Cervantes (Jhon Houston le dijo a Carlos después de ver la película: "ahora entiendo el Quijote") y un largo etcètera, sin olvidar la soberbia plantilla de actores secundarios. Todas esas caras que están en nuestras retinas hacen que en esta esquina donde todos van deprisa, muchos se paren en el quiosco, no a comprar el periódico, sino a mirar las fotos. Hay gente que me pregunta de donde las he sacado, otros las miran asombrados y algunos me felicitan. Todo ese interés me llena de satisfacción. Así divulgo, a mi manera, la obra de mi amigo Carlos, medalla de oro de Bellas Artes, Espiga de Oro de la Seminci y un gran tipo. Para mi un genio. Un modesto genio que ha hecho que mi mundo se ensanche y no sé ya como agradecérselo.


 

 

 

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