Cuando yo empecé en el cine en 1939, en aquellas décadas de los 40 y 50, alguien nos sorprendió a todos dando prestigio al cine español; el guionista Carlos Blanco.
Llegó del Norte, de Gijón, y desde entonces cuando veíamos en el reparto de una película que el guionista era él, ya sabíamos que la calidad y el talento estaban allí.
Gracias por todo Carlos, mi amigo del alma.
|