Este fatídico verano el grupo escolar de su padre, como todos los demás, no cierra. Carlos ayuda a entretener a los niños contándoles historias mientras sus familias mueren en Navacerrada. Tiene 19 años y es testigo del caos. La extrema derecha no puede soportar la reforma agraria tan necesaria y compra a algunos militares que se levantan. Por otro lado, parte de la misma gente que consigue unirse para proclamar la II República toma la justicia por su mano dejando al gobierno sumido en la desesperación de dos golpes de Estado. Carlos no puede permanecer impasible y por primera vez coge un fusil y se presenta voluntario. La columna que manda el General Varela avanza desde Toledo entrando por la calle General Ricardos en Usera. Allí defiende casa por casa y piso por piso.